¿Confiamos en nuestros hijos?
Este es un tema que quizás no es tan fácil como parece. Pues lo primero que pensamos es que confiamos en nuestros hijos y creemos en ellos y no hay duda.
Pero si cogemos una lupa y empezamos a mirar todas nuestras acciones diarias, ya empezamos a ver que no es así como nos comportamos. Nos pasamos el día dándoles prisa, recordándoles lo que no hacen, lo que hacen mal, dónde se han equivocado, en que no nos ayudan, etc.
Y, aunque también les reconozcamos los logros, sin quererlo hacemos mucho hincapié en lo que consideramos incorrecto y en todo lo que pensamos que tienen que hacer.
Entonces ante la pregunta de si confiamos en nuestros hijos, decimos: “Yo confío, pero …”
Y en ese “pero” están todos nuestros miedos, nuestros anhelos y nuestra desconfianza. Si tenemos miedo de que suspenda, de que repita curso, de que no se esfuerce. O si yo quiero que él estudie en la universidad y tenemos un anhelo que queremos que él cumpla. O si vemos que no está dando todo lo que tiene para dar y que está perdido. Contestamos desde el miedo a que se pierda por el camino.
¿Cómo sería viéndolo desde el amor?
Sí, es verdad que no es fácil, pues yo también soy madre y también me pasa esto todos los días. Pero podemos pensar, ¿cómo sería esto desde el amor? Al verlo desde el amor, ante la pregunta de si confías en tu hijo, la respuesta podría ser:
“Sí, confío en que hará su camino”
“Sí, confío en que encontrará las respuestas que necesita”
Es en esa forma de actuar cuando demostramos que confiamos en ellos, actuando desde el amor. Eso no quita que no podamos decirles algo que no nos gusta o que consideremos que se ha de hacer de otra forma.

Cambia el foco para confiar y creer en ellos
Entonces, ¿qué podemos hacer para dar un giro a nuestra forma de ver y comportarnos con nuestros hijos?
Observa éxitos presentes
Podemos fijarnos en todo lo que sí que hacen en lugar de en lo que no hacen, en que se levantan todos los días para ir al colegio o al instituto, madrugan, se arreglan, vuelven, son responsables, estudian … seguro que encontramos un montón de detalles y cosas que están haciendo bien y no las estamos teniendo en cuenta.
Recuerda éxitos del pasado
Puedes recordar algún momento de éxito de un momento pasado. Seguro que te ayuda a ver cosas buenas que tu hijo ya tiene.
Ofrécele tu ayuda
Sí, pregúntale si le puedes ayudar en algo. Igual te dice que sí e igual te dice que le dejes en paz… Aunque no nos guste su respuesta, vuelve a mirarlo desde al amor. Déjale el espacio que necesita y deja siempre la puerta abierta.
Recuerda que él ya és
¡Es tan bonito, mirarles con ojos de admiración y orgullo, por lo que ya son y por lo que serán y dejarles libres de expectativas, de nuestros miedos y de nuestros anhelos!
Prueba este ejercicio
Puedes probar este ejercicio durante una semana. Ponte una libreta y un lápiz junto a tu cama. Repasa por las noches o por las mañanas todas las cosas que hace tu hijo, repasa también cómo le hablas, si sólo le estás mandando, riñendo o quejándote. No te juzgues, esto es una una oportunidad de mirarte y tomar la decisión de seguir así o empezar a dar pasos para cambiar.
Libéralos
Y mi invitación es a que soltemos los miedos que tenemos, que empecemos a mirar a nuestros hijos desde el amor y la confianza, que creamos en ellos y les liberemos de nuestras ataduras.

Nuestros hijos tienen que sentir que confiamos plenamente en ellos y que tienen nuestro apoyo incondicional, que acierten o se equivoquen vamos a estar para lo que necesiten.
Tienen que sentir que tienen todo nuestro amor.
Cada pasito que demos en ese sentido será bien recibido por nuestros hijos que cambiarán también su actitud sin darse cuenta.
¿Te animas a traspasar tus propios límites?
Un abrazo,
Ade